Hace falta tomar conciencia de que el problema de la disminución de la diversidad culinaria y de la biodiversidad, es un problema colectivo. Y su recuperación, una tarea comunitaria. Alimentar las raíces significa negar que la cantidad y la calidad sean dos conceptos diferentes, no debiendo olvidar que no hay nada más patrimonial de la identidad de un pueblo que un alimento!! El valor lo ponemos nosotros, cuando somos capaces de entender el ciclo globald e los alimentos. Algo que la ingeniero agrícola Laura Marcén y su hermana, la cantante y filóloga Ana Marcén, emprendieron junto a su padre y su familia la recomposición de Ecomonegros, rescatando los trigos Aragón 03 y el Florencia Aurora. Con estas dos semillas recuperadas, ellas hacen una gama extensa de productos. Ese es el camino de nuestra bravas heroínas. O los que en las tierras altas de Teruel recuperan de forma colectiva el Azafrán del Jiloca.