Un artículo reciente de la Voz de Galicia sobre el arca del Gusto, ponía el foco sobre la buena labor que realiza el Arca del Gusto de la Fundación SlowFood para la defensa de la Biodiversidad. A partir de este artículo de la periodista Laura G. del Valle, diversos periodistas de España han vuelto a mirar hacia la biodiversidad en España, como fuente de la riqueza gastronómica que debía prevalecer en la cocina española. Algo que no termina de cuajar por la inexistencia de una organización nacional de España de SlowFood. Una organización que algunos tratamos de poner en pie desde el año 2003, en el que nos dimos cita en San Sebastiàn y Zaragoza. Una organización que llegó a tener más de 30 convivia y 1700 asociados. Ante los problemas de disidencias internas, tensiones nacionalistas, posiciones maximalistas personales, extremo localismo ibérico e ideas marquistas que se han apropiado del nombre de SlowFood para algunos negocios, nuestro dirigente Carlo Petrini creyó que la mejor solución de la tribalidad ibérica, era la de regionalizar SlowFood y disolver SlowFood España. Desde hace ya más de siete años la organización de SlowFood en España ha decaído hasta llegar a una red informal de algunos socios desestructurados que pueden ir al Salón del Gusto de Turín cada dos años. La crisis evidente de SlowFood en España, traducida en esos hechos, confunde a una opinión pública que oye hablar de la «marca» SlowFood pero que no acierta a encontrar un movimiento social estructurado.
En Zaragoza hemos tratado de mantener una estructura local con actividades locales, al igual que en algún otro lado, se han mantenido ideas locales, que son pocas y con poca transcedencia. Han sido los nuevos Convivia de Cantabria, de Santiago de Compostela, de Navarra quienes de un tiempo a esta parte han emergido en la arena de SlowFood en España, haciendo renacer las esperanzas de una reestructuración de SlowFood en la Península Ibérica (España y Portugal). E indudablemente esta posible reestructuración basada en la autonomía de los convivia, pero basados en la colaboración en torno a proyectos concretos, es donde nace la posibilidad de un retorno organizado con nuevas gentes, nuevas ideas y un necesario renacimiento de SlowFood en España. Algo que muchos deseamos, tras haber soportado estoicamente el tsunami ibérico sobrevenido, que se parece a la destrucción de la vieja civilización atlante en la costa gaditano tartésica.
En este sentido es necesario repasar una de las más poderosas herramientas de SlowFood y las posibilidades que ofrece. Nos referimos a la Fundación SlowFood para la defensa de la Biodiversidad, con base en Bra y La Toscana. Esta Fundación tiene una página web muy visitada a nivel mundial y mantiene varios proyectos, que mantienen una elevada coherencia con SlowFood, sin alterar para nada la independencia asociativa de SlowFood (nombre y propiedad de la marca y su integridad asociativa, que queda reservada para los socios de este amplio movimiento). Los proyectos más relevantes de la Fundación, a nivel mundial son
Jorge Henández Esteruelas
Convivium Leader SlowFood Zaragoza